26 de septiembre de 2008

FACETAS / SOCIEDAD


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Sociedad - Front, originalmente cargada por Anti-Letrista.

Detesto los días como hoy, detesto este sector de la ciudad, detesto este tipo de momentos, este tipo de situaciones, estas circunstancias, detesto esta parte de la sociedad que me lleva a este instante, a esta escoria, eso es lo que eres, escoria, te detesto, puto ladrón del centro de la ciudad, he llegado a detestar el golpearte.


El desgraciado chilla como un mono en una jaula cuando tomo su muñeca por sorpresa y la doblo por la espalda, en ese momento yo soy su depredador y su verdugo, Batman me queda en pañales a la hora de partirle la boca a estos desgraciados ladrones, escoria, eso es, así te vas a llamar hoy amiguito, E-S-C-O-R-I-A.


Este cabrón no tiene porque estar robando a una anciana, que vive de vender empanadas por la séptima, aquí en el centro de la ciudad, por eso no dude en darle un puñetazo en la quijada, lo cual envió a mi amigo Escoria a desplomarse en el pavimento, luego invitarlo a que conociera la punta de mis botas Dr. Martens negras 10 hojuelas que muchos envidian mientras lo pateo en el suelo. En este momento es cuando les doy el discurso de siempre a estos imbéciles, que no se vuelvan a cruzar por mi camino, y mucho menos si los encuentro en la calle robando a la gente porque la próxima vez no seré tan suave; pero para sorpresa mía mi amigo Escoria se levanta del piso, asustado se aleja unos metros y me grita:


“Tranquilo punkero, que la próxima vez nos encontramos, pero no voy a estar solo. Porque lo que les gusta a ustedes es que los correteen por la calle, ¡Punkero podrido!”


¿Acaso Escoria ha enloquecido? ¿Le consta que soy un podrido, AH? Ahora si la regaste Escoria, no sabes quien soy, porque el hecho de tener una cresta, pantalón remangado y unas botas no me señala como podrido y aquí vamos a hacer una pequeñísima diferencia, yo estudio, trabajo y vivo mi vida de una manera honesta y feliz, no soy un podrido, solo tengo mis ideales, el puto yo, Camilo, anda solo y vive solo. Le hago un repaso, como en la primaria, de que son mis nudillos en su nariz. Cae en el suelo, lo agarro de su mugroso cabello que hasta mal huele, ¿será coincidencia, E-S-C-O-R-I-A?


“Muerda el anden hijueputa, ¡MUERDALO!” – Le grito a Escoria.

“¡No! Punkero huevon, no lo voy a hacer, sígame golpeando que al primero que jode la policía es a usted Ha ha ha ha”


En serio, ¿este tipo puede estar tan loco? Debe estar drogado. No, tiene la razón, y con la mirada de la señora de las empanadas y los demás transeúntes que se encuentran alrededor, confirman que el sapo tiene la razón. La policía viene en camino, y al pendejo de Escoria no le van a poder probar nada, en cambio a mi me van a joder por golpear a un ladrón que estaba robando a una anciana, lesiones personales, eso no tiene lógica… jodido sistema. Agarro a Escoria mas fuerte del cabello, piso una de sus manos tratando de eliminar el soporte que ellas hacen contra el suelo, grita tendido boca abajo en la calle, solo con su sucia cabeza al aire coordinada por el pulso de mi mano; en ese preciso momento cuando grita, pongo la mitad de su boca contra el andén. Con la mano que me queda libre golpeo su mejilla y veo como algunos dientes de su sucia y maloliente boca salen a volar. Creo que se calmo el idiota, Escoria queda tendido en el piso. En ese momento un señor muy decente me dice que ya está bien, que lo dejara ahí y me fuera que viene la policía y yo iba a salir perdiendo. Tremenda paliza se llevo Escoria el ladrón. Me pongo de pie y a lo lejos veo que vienen dos policías, apostaría que son auxiliares bachilleres que están prestando el servicio militar, perdida de tiempo, jodido sistema insisto de nuevo. Me disculpo ante la gente que observo este desastre y me despido de la señora de las empanadas.


“¡Adiós monito! Muchas gracias, se me cuida” - Me dice la señora.


Me ofrece una empanada para que lleve como gesto de agradecimiento, me causó gracia el detalle, pero la rechazo, no busco ventaja de nada ni de nadie. Salgo caminando, rápido, muy rápido, confundido entre las calles, indiferente ante la gente. Dos minutos después entro en la estación de Transmilenio y tomo el primero que pasa sin fijarme. Odio el Transmilenio por los tumultos de gente, es muy lleno, pero parece que es mi día de suerte, esta casi vacío, me siento en una silla roja. Este Transmilenio siempre me recuerda a la película la Lista de Shindler, donde iba un tren abarrotado de judíos y el que manejaba era un nazi, ¡Tremendo sinónimo Transmilenio! Pregunto a la chica que se ha sentado al lado mío hacia donde se dirige este bus. Ella me responde que para la estación del norte de la ciudad, por la avenida Caracas, me sonríe. Es una chica linda, pero yo ya tengo mujer y está chica no es de mi tipo, es más bien del tipo que le gustan a Johnny, universitaria, linda, cabello claro, blanca, delicada y algo gomelita… de lo que te perdiste Johnny, para que, pero el nos ha hecho falta desde que se fue, mi buen amigo Johnny.


A medida que este aparato avanza y va parando por estaciones, se va llenando. Cuando pasamos por la calle 26 con avenida caracas, se sube una señora con un niño en brazos, me pongo de pie y le cedo el puesto, aunque debió hacerlo alguien que fuera en una silla azul, pero no me interesa ponerme a pensar en eso. Decido que voy a ir a tomarme un café, donde mi novia, Johnny y yo solíamos reunirnos los sábados en la tarde en un muy buen sector de la capital, cosa que siempre me disgusto, soy un punkero no un puto gomelo como lo era Johnny, pero él y Marcela siempre insistían y yo salía perdiendo. Llamo a mi novia al celular y le digo que nos vemos en el sitio en media hora, llegamos a negociar que en 40 minutos.


Para la altura de la calle 45 este Transmilenio esta lleno y noto que se ha subido un viejito. El bus arranca, y después de un minuto, nadie le ha cedido el puesto, ni siquiera personas que utilizan las sillas azules y no están ni enfermos, ni embarazadas, ni con niños en brazos y mucho menos son unos vejetes. Noto que un EMO, hace el papel protagónico de utilizar una silla azul y hacerse el huevon para no cedérsela al viejito. Exclamo con voz alta:


“Una silla azul para el señor, por favor” - Nadie responde, y el EMO sigue indiferente.

“Una silla ya sea azul o roja para el señor, por favor” – Expreso con tono más alto, pero obtengo la misma respuesta.


Ha pasado casi minuto y medio. ¡Jodida indiferencia de la gente! Observo que personas de silla roja tratan de hacer teatro para dar la silla, entre esas la chica que iba hace unos minutos a mi lado, pero esperando que alguien de silla azul la ceda. Lastima, ahora ya tengo a mi candidato, el EMO, aquel payaso disfrazado de negro, imitación absurda de un Punk, con penacho de peluquería en la cabeza y sombras en sus ojos, tratando de mostrar lo sufrido que es en este mundo y que por desgracia se hace el huevon para no ceder el puesto, yo le enseñare que es ser sufrido.


“Viejo, por favor cédale la silla al señor, usted va en una silla azul y el señor la necesita” – Lo digo de una manera muy amable.

“En la próxima estación se desocupa más el bus” – Me responde el sapo este sin mirarme a la cara.

“¡Y una hostia!, ¿es que no entendió?, el señor necesita el asiento, o quiere que se lo siente en las piernas maricón”


El EMO voltea mirarme, y se llevo menudo susto. Creo que el mamarracho ya ha conocido más de una cresta, pantalones remangados y botas, lo siento, no conoces mi estrella roja. Pone una cara de terror al verme, que creo que no había notado mi presencia, ni siquiera para responderme. El mamarracho con cara de susto se pone de pie y le cede el puesto al señor. Yo sigo mirando al EMO con cara de puño, pero prefiero dejar las cosas así.


“No fue mi intención, solo que estoy mal. Vengo de terminar con mi novia de toda la vida, estoy mal” – Exclama el EMO


Quedo sorprendido por la reacción del EMO, yo creía que iba a buscar pelea y para sorpresa mía fue todo lo contrario.


“¿Usted pretende que me llegue a afectar su tristeza? El hecho que este molesto no implica que tenga que cobrárselas con la gente” – Le recalco al EMO

“Lo se, discúlpeme, no quiero tener problemas con usted”

“No los va a tener, solo cambie su actitud, y porque no, su pinta también” – Casi suelto la carcajada, el mamarracho del EMO queda callado.


Ese es el libre ser de Camilo, ese tipo de afirmaciones que sacan ese animal radical que hay en mí, R-A-D-I-C-A-L-I-S-M-O. La libertad de decir y hacer las maricadas como me vengan en gana y al que no le guste pues que se joda, para eso defiendo lo que soy.


Un silencio absurdo se apodero de esta área del bus, noto que ya estoy llegando a la estación de la 85. Bajo, cruzo el puente peatonal, y en el momento de bajar cruzo miradas con un metalero. Al avanzar por la calle, noto que alguien grita mi nombre, pero me hago el desentendido, uno no sabe que loco pueda ser.


“¡Camilo!, ¡Camilo!, ¡Punketo!” – Exclama una chica


En ese instante decido voltear y mirar de quien se trata, y no precisamente por el Camilo, sino por el Punketo. Solo una persona me llama así, Punketo, no Punkero y es Johnny. Para sorpresa mía es la hermana de Johnny, Paola.


“Ole, que más, que cuenta”

“Bien, ¿y tú?, ¿Vas para el café?” – Pregunta Paola

“Si, voy para allá, me voy a ver con Marcela. Que ha sabido de su hermano, el pendejo ha hecho mucha falta, hasta para el plan cafecito”

“Pues no mucho, anda muy callado con todo el mundo, solo llama a mis papas todos los días, pero nadie sabe en que parte está”. – Explica ella – “Creo que necesitaba irse, lo entiendo, necesitaba un espacio, aquí estaba a punto de explotar, tú entiendes, mucha mierda en el medio. Estaba muy mal, al menos ahora dice que anda contento”.

“Me alegra mucho que este mejor, dígale que escriba, que aquí se le espera. Me imagino que llegará a buscar trabajo nuevo.”

“Si, yo creo. Conozco bien a mi hermano, y yo creo que viene con actitudes de cambio, si tanto se quejaba que no tenia vida, creo que buscara algo más relajado laboralmente”

“¿Y el otro problemita?”

“Tampoco. Ni se lo vaya a nombrar. La idea es que siga contento, así que ni le mencionemos el tema. Lo pasado, pasado como dicen por ahí”

“Si cierto. Bueno Paola, la dejo, tengo que verme con Marcela, saludos a todos y dígale a su hermano que se devuelva rápido. Chao”.

“OK, yo le digo; cuídate, chao”.


Me alejo de Paola y empiezo a caminar hacia el café, pienso de nuevo en las razones de la gente, como Johnny, para decir adiós y largarse de su entorno, desprenderse de sus vidas. De las razones de cómo los malos actos de la sociedad, de la gente, del trabajo, de quien amas te pueden llegar a afectar, de deprimirte, de hacerte ir lejos de tú familia y de tus amigos, todo con el objetivo de poder respirar un poco. Como Johnny lo expresaba, refiriéndose a la forma en que lo afecto la sociedad, aquella tarde, que estaba hecho una mierda; Culpando al trabajo de no dejarle tener una vida, culpando a la tecnología consumista, la cual guiaba a la sociedad a un mundo vacío, donde tu felicidad se basaba en tener y actualizar cosas, sino no eras nadie, por el puto interés de los demás. Culpándola a ella, por haber brindado confianza un día. Ese fue tú problema Jhonny, haber mezclado el amor, el trabajo y la sociedad a los problemas de tu vida diaria. Simplemente no lo aguantaste y explotaste. Recuerdo cuando te fuiste, escuchando en el bar de Gabo la canción ‘Society’, de Eddie Vedder, te levantaste ebrio de la mesa, y se lo gritaste a todo mundo, al coro de la canción:


"Society. You're a crazy breed; I hope you're not lonely Without Me.” 1


Sinceramente su gusto musical no me agrada, hubiera preferido un insulto de The Clash ó los Sex Pistols, que esa música la cual siempre le gusto. Pero esa canción fue su final, su despedida, su manera de decirle a todos que estaban jodidos, y lo peor de todo, es que nos afecto a muchos esas palabras, hasta a un Punkero como yo, que está metido en este cuento hace más de 16 años, luchando por la defensa de los animales, la lucha por los derechos de la clase obrera, el valor del trabajo, en contra del fascismo y los hippies; no lo hago por moda como los especimenes deprimentes que sueles ver en la calle, que se mandan a hacer una cresta en la peluquería más cercana porque la vieron en MTV, para hacerse pasar por malos y a la hora de frentear un lío salen corriendo detrás de papi y mami, caguetas, causando problemas, eso es lo único que saben, crear problemas y no enfrentarlos… niños.


Ahora, cada vez que veo algo injusto en la calle con la gente, con el ambiente ó incluso con eso que llaman amor, le hago más frente del que solía hacer en el pasado, a hacer que este mundo sea mejor, a que la sociedad no sea conformista y actúe conscientemente, gracias Johnny, pero también tengo muy claro, que esa despedida fue algo más, y es cuando regreses, no vas a ser el mismo… Que cagada.


“Caballero una requisa, mirando hacia la pared con cedula y libreta militar en mano” – Me toma de sorpresa un policía. Mierda. Siempre me pasa lo mismo, me cogen por sorpresa y preciso siempre que me paro la cresta.


Me acerco de frente al muro y el Tombo me empieza a requisar, buscando excusas, miradas, reacciones, lo más mínimo para joderme, por ser diferente, por ser un Punkero. Deberían es estar apresando a tipos como Escoria. Los policías suelen aprovecharse del débil, del mal vestido, del que anda en un carro feo y viejo para multarlo, o simplemente del que no les gusto, como es mi caso. Gamines de uniforme verde, es una lastima que muchos pensemos de la policía en ese modo, y no se trata de revolución, ni de rebeldía ni nada por el estilo; se trata de esto, de este preciso instante, donde se creen el puto Rambo con ese uniforme verde frente al débil, mientras el verdadero malo del paseo es al que le hacen la venia. No quiero referirme a todos los policías en general, solo a la parte de ellos que hacen que pensemos de este modo. A lo lejos veo pasar una caravana de escoltas, otra coincidencia, y pienso que deberían requisar es al político que llevan en su camioneta ultimo modelo. Y no una requisa como está, sino bancaria y homicida. A ver cuanto te has robado de mis impuestos, eso son ustedes, los cerdos, protegidos por estos gamines de uniforme verde. ¡Donde están los líderes para esta la sociedad! ¡Resistencia!


Ha pasado un rato, el Tombo no me deja ir, me mamé, a la mierda lo callado. Le pregunto al Tombo que si ya me puedo ir, después de mostrarle mi cedula, libreta militar y carnet de la universidad, en serio, vayan y jodan a los que deben ir a joder, no a nosotros, el futuro. Vayan y jodan a los fachos, a los ñeros, a los marihuaneros de los parques que se la pasan todo el puto día chupando vino barato y no hacen nada más que vagar, microbios.


Puto Johnny, me lavaste el cerebro, mejor me concentro en verme con mi novia, tomarme un café, honestamente quiero respirar, no mezclar las cosas al menos por hoy, pero me doy cuenta que hoy no me gané la lotería, sino una tarde de cacería, debido a que entre más avanzo, mas empiezo a mezclar las cosas y ahora mi furia recae sobre Morboso. Puta suerte la que tengo, Morboso es un espécimen el cual golpeo cada vez que veo con el objetivo de educarlo, ya he perdido la cuenta de los golpes que le he dado en mi vida, y creo que el también. El problema de Morboso no son las mujeres, sino el como las mira, las trata, las intenta tocar, su expresión y ante todo, su actitud de irrespeto y perversión hacia las mujeres; para el solo son seres para desvestir con la mirada y hacerle cuantas cochinadas se le ocurran. Recuerdo la primera vez que lo levante a golpes, fue en el barrio de Marcela al tratar de tocarle el trasero en la cigarrería, y se equivoco, porque yo tengo ojos en mi cresta y en mi espalda, soy el coco debajo de su cama, el monstruo que no debió cruzarse en la calle. Desde ese día le pego cada vez que lo veo, ya que la historia de mi novia no es la primera ni será la ultima entre las mujeres del barrio, y la misma gente del barrio me apoya que le pegue, en especial los viejitos los cuales se dan cuenta de los hechos y te cuentan todo en medio de varias gaseosas en la cigarrería. Jodida suerte, ahora me lo tengo que cruzar en la esquina del café, y lo peor es que noto a mi novia esperándome en la entrada. Morboso me ve y se hace el huevon, pero veamos el entorno, está caminando y veo que adelante van dos culicagadas que no deben ni haber terminado el bachillerato. Morboso prende a correr, pero en este momento yo soy un coyote, lo tomo por la espalda y lo desinflo de un puñetazo. Por hoy es suficiente, creo que la dosis fue aplicada. Por fortuna, todo paso inadvertido en el sector. A este espécimen no le digo nada, el entiende el mensaje.


Me alejo de el, pero la persecución me alejó una cuadra del café. Camino, llego a la entrada, Marcela sigue esperándome y me confirma que no se perdió el acontecimiento.


“Pensaba que no le ibas a pegar. Morboso llevaba rato dando vueltas por el sector y yo ya estaba alistando mi sombrilla. Creo que hoy estuviste suave mi amor.” – Dice Marcela.


La beso y entramos al café. Le comento los sucesos del día y ella me dice que debo calmarme, que ya me parezco a Jhonny. Solo pienso, en que ella tiene razón, debo calmarme, no ser otro súper-héroe, de pronto puedo encontrar algo de Kriptonita en el camino y no me gustará el resultado. Más bien debo enfocarme en ser un sobreviviente, en esta sociedad, en esta corraleja humana.





1. “Society Have Mercy on Me, Hope you're not angry If I disagree” es extraído de la canción “Society” interpretada por Eddie Vedder perteneciente al álbum “Into the Wild” de Eddie Vedder, escrita por Jerry Hannan.

J. Records 2007.


Dedicado a Andy Rotten

Bogotá. Mayo 2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mas alla de una apariencia algo autobiográfica, Facetas parece representar mucho de lo que el autor piensa y vive, pero no es solo eso (a lo que el mismo se refiere)Facetas refleja mucho de lo que al autor aperentemente se le reprime debido a su contexto social.
No es una narración absurda, no es clasica, no es romántica, Facetas es simplemente realismo, realismo crudo (aunque poco universal). Refleja un entorno inmediato pero que no necesita de surrealismo para que el lector imagine, no necesita de romantiscismo para que sea profunda, no necesita absurdismo para sonar desquiciada, no necesita ser llamada vanguardia para impactar, es simplemente crudeza magistral.

Murayary dijo...

Estoy de acuerdo que ésta sociedad que nos a tocado vivir: !apesta¡, que la corrupción que vemos desde los presidentes de las juntas comunales, hasta el mismo gobierno: !apesta¡,desde las eps hasta la gente que se cola en los transmilenios :1apestan¡, pero de toda esa porqueria siempre está las buenas emociones y sentimientos que algunas personas nos hacen sentir, me encanta el enfoque de una cruda realidad y el contraste con los sentimientos del personaje que comparten muchas personas en esta realidad